El flamenco viejo
Uno de los estilos más singulares, si no el más singular, de todos los que componen el panorama de la música española, es sin lugar a dudas nuestro arte flamenco. Sin embargo, hoy en día, el flamenco tal y como lo conocían nuestros abuelos, aquel flamenco antiguo, está prácticamente desaparecido, y la gran mayoría de la gente, incluso muchos cantaores flamencos actuales, ignora cuándo y cómo se creó nuestro queridísimo arte musical andaluz. El flamenco es en esencia la reinterpretación artística de la tradición musical andaluza, nutrida de las herencias que a lo largo de los siglos han ido dejando las más variadas culturas que históricamente convivieron en las provincias del sur de España, una especie de romanticismo musical andaluz. Andalucía, como cuna del flamenco, ha visto cómo a lo largo de su historia llegaron y se asentaron en sus campos y puertos un sinfín de pueblos con un origen cultural muy variado, desde la remota cultura tartésica e ibérica, pasando por la colonización fenicia y romana, hasta la llegada de los árabes y judíos sefarditas, y los asentamientos gitanos ya en el siglo XV. A éstos hay que añadirle el magnetismo que siempre ha tenido Andalucía, especialmente Sevilla y Cádiz, para los europeos, y todos aquellos que se sentían atraídos por las riquezas que llegaban del Nuevo Mundo. Y debido a la singularidad de la cultura andaluza se forjó el caldo de cultivo ideal para que naciese, a mediados del siglo XIX, una música denominada flamenco, que hoy en día podemos disfrutar a través de las voces de grandes cantaores flamencos.