Dentro de la variedad estilística que encontramos en el flamenco no podían faltar los villancicos, género navideño por excelencia y que en las comunidades flamencas se cultiva llegado diciembre con notable frecuencia. Los villancicos flamencos no se caracterizan por elementos melódicos o rítmicos determinados y el proceso de aflamencamiento se basa en adaptar la letra de cualquier villancico popular al estilo flamenco adecuado, ya sea por tangos, tanguillos o bulerías; cualquier palo se sabe adaptar a los versos de un villancico. Este proceso ha ido propiciando el nacimiento de un repertorio específicamente flamenco que, en localidades como Jerez de la Frontera, Cádiz o Granada, se cultiva con frecuencia. El villancico forma junto a la saeta o los campanilleros un grupo de géneros en el flamenco con referentes a una manifestación religiosa. Parece ser que debemos al prolífico e inspirado cantaor jerezano El Gloria el artificio de haber adaptado numerosos villancicos a géneros flamencos. Las reuniones donde se interpretan los villancicos se suelen llamar en algunas localidades zambombas.