El taranto se caracteriza principalmente por el ritmo binario con el que se acompaña el cante y que lo diferencia de los otros cantes de Levante. Se considera una variante de la taranta, una especie de tango minero, caracteres opuestos que en la música flamenca se logran fundir. Es el cante de la zona minera de Almería por excelencia (Garrucha y Cuevas de Almanzora) y se considera al cantaor Pedro el Morato como artífice del género. Este cante, que tiene un remate brusco, es sin embargo, sobrio, inasequible al virtuismo y al lucimiento personal y de temática menos minera que la taranta. Algunos autores creen que es una taranta puesta en ritmo de tango por el bailaor Antonio, para hacerla bailable e incorporarla a su repertorio. En lo referente a los diferentes tipos de tonadas diferenciamos el taranto de Linares del de Almería. Se canta en fragmentos de cuatro compases cada uno con mayor o menor libertad por el cantaor, que se mantiene hasta la cadencia, donde se vuelve a retomar el compás a fin de facilitar el baile. La versión bailable del taranto está consolidada dentro del repertorio de bailaores y bailaoras, enriqueciendo el baile flamenco con un palo de una gran belleza que, sobre un compás binario, permite dibujar el colorido singular de esa música minera. Se canta sobre una copla de cuatro o cinco versos octosílabos y la temática de las letras suelen ser amatoria o de ambiente minero.