La farruca es uno de los géneros flamencos que probablemente derivan de alguna tonadilla teatral o de variantes compuestas para zarzuela. Por ejemplo, el maestro José Serrano compuso hacia 1907 un sainete lírico llamado Alma de Dios en el que incluye una farruca. El nombre de farruca, según algunos autores, procede del término con que Andalucía y en cuba se denominaban a los gallegos y asturianos recién salidos de su tierra. También es una forma de llamar a los Franciscos en Andalucía: Farrucos. Etimológicamente la palabra farruca puede proceder del árabe faruq, valiente. La farruca se suele emparentar con Galicia, debido en que algunas de sus coplas se hace alusión a esta tierra. Sin embargo, los elementos musicales que la constituyen pertenecen en su mayoría al complejo genérico de los tangos. Su relación con Galicia o Asturias puede establecerse a partir de la melodía descendente que se realiza sobre la vocal «a» al final de cada copla y para cerrar el cante. Así mismo, la utilización del «con el tran-tran-tran-tran-treiro» para comenzar el cante, puede llevarnos a emparentar la farruca con Galicia, tal y como ocurre con el garrotín. Cabe apuntar la gran emigración gallega al continente americano a partir del siglo XIX como origen de la farruca, inspirada tal vez en la morriña de un gallego que suspira desde América por su amada ausente, y todo ello en clave teatral. A la vista de las posibles relaciones planteadas podríamos decir entonces que más que un género de origen gallego, la farruca es un género flamenco parcialmente agallegado.
Es opinión generalizada que fue Manuel Lobato El Loli quien primero cultivó la versión flamenca, seguido de Manuel Torre en la primera década del siglo XX. A su vez Hipólito Rossy anota a Antonio Pozo, El Mochuelo como singular cultivador de la farruca flamenca. La farruca como género para guitarra fue cultivada magistralmente por Ramón Montoya, Sabicas, Niño Ricardo, Luis Maravillas, Serranito, Niño Miguel, Enrique Melchor, José Antonio Rodríguez, Manolo Sanlúcar y Paco de Lucía, convirtiéndose en un género muy cultivado por los guitarristas flamencos. La farruca para guitarra suele rematar el toque con una coda que recuerda a una alborada gallega, acelerando el tiempo y creciendo en intensidad hasta concluir, exotismo éste que se ha impuesto debido a la generalización de la teoría sobre el origen gallego de este palo. Hoy en día puede afirmarse que la farruca sobrevive gracias al baile y al toque, siendo el cantaor José Menese quien la recupera con letras modernas.
La farruca se caracteriza por la expresión con la que se inicia el cante y la existencia de varias tonadas propias de este género flamenco, de melodía inminentemente silábica y poco melismática. El ostinato en la introducción de guitarra está emparentado con el que se realiza en los tanguillos de Cádiz y el garrotín. La tonalidad menor caracteriza a la farruca, con alternancia de dominante y tónica e intervención de la subdominante en el acompañamiento de guitarra. El ritmo con el que acompaña la guitarra (binario) es entrecortado al estilo del tango argentino o el pasodoble español y según H. Rossy tiene su antecedente en la zambra granaína. Se canta sobre una copla de 4 versos octosílabos que riman segundo y cuarto. Se acompaña con guitarra y palmas.
En el baile destaca el zapateado con gran profusión de contratiempos y figuras rítmicas de enorme virtuosismo que convierte este género bailable en prueba definitiva para muchos bailaores. Es más un baile de hombre que de mujer. El creador del baile fue El Gato y la primera coreografía la realizó Faico en 1908 sobre música de Ramón Montoya, logrando extraer del ritmo de la farruca, el garrotín y los tangos, pasos y zapateados poco usuales en la época. La forma de bailar la farruca por parte de Faico tuvo mucho éxito en Barcelona y en Madrid, donde comenzó a ser uno de los bailes más solicitados en los tablaos. Romualdo Molina y Miguel Espín apuntan que la réplica femenina del baile por farruca apareció con Tía Juana la Faraona, Rafaela la Tanguera y María de Albaicín. Por hombre o mujer la farruca se baila siempre con pantalones a fin de resaltar el zapateado que la caracteriza y se ejecuta en un espacio muy reducido, acompañado con pitos en vez de castañuelas. Antonio Gades ha realizado una renovación de la farruca con estilo sobrio y muy inspirado.
me sirvió muchisimo yo rindo 4 infante de flamenco su informacíón les digo que esta ya en mi carpeta de danza la maestra seguro me felicita gracias!!!!
Faico viivia en triana cuando creo la farruca con ramon montolla
porque dicen que su creador hera EL GATO
Faico vivia en Sevilla:Triana; CUANDO CREO LA fARRUCA,
OTROS DIEN QUE FUE EL GATO,
¿QUIEN ESTÁ EN LO CIERTO?
OK
Por el bien del flamenco y de su historia, sería conveniente que al establecer teorías se tengan en cuenta las noticias que dan los que vivieron en la época en que se forman los cantes. Siempre se había dicho que la farruca tenía su origen en el folclore gallego y había servido de molde al garrotín que derivaba de cantes asturianos, según unos o de Lérida y Tarragona o de cantes del Camino del Sacromonte según otros, pero en todo caso cantes populares.
Sin embargo José Otero en su libro Tratado de Bailes de Sociedad. Regionales españoles… da una explicación muy distinta, y que parece la más fiable. Cita que Faico (Francisco Mendoza Ríos Sevilla 1870) fue un bailaor gitano de Triana que vivía en la C Pagés del Corro. Era un gran bailaor por tangos pero decidió ampliar su repertorio para no ofrecer siempre el mismo espectáculo y rescató algunos pasajes de bailes que practicaban gitanos de Granada, Sevilla o Valencia desde hacía doscientos años antes con el nombre de garrotín.
Para actuar en el café La Marina de Madrid necesitaba diversificar aún más su repertorio y unos amigos le hicieron unos arreglos y sacó el baile de la farruca a partir del garrotín. Con los tres palos en su repertorio cosechó tal éxito que desde Madrid saltó al Edén Concert de Barcelona y de allí a París al Folies Bergère y tal fue su renombre que Granados se inspiró en sus bailes para componer la Danza gitana.
José Otero, que presenta mucha fiabilidad, pues conocía personalmente a Faico y escribe su tratado en 1912, y por tanto muy cercano a la época de expansión del cante, suministra otra perspectiva nueva, pues el garrotín sería un baile gitano y la farruca surge de unos arreglos sobre él, dentro de ese proceso de renovación que imponía el espectáculo flamenco.