El acompañamiento no se hace exclusivamente con guitarra, suelen intervenir además violines, panderetas y castañuelas, y antiguamente vihuelas y bandurrias, a veces sustituidos por instrumentos rústicos o caseros como almireces, canutos de caña, cacharros y cucharas. Aunque generalmente el cante va unido al baile, existen algunas formas concebidas exclusivamente para ser cantadas, que siempre se tocan por arriba» siguiendo la adaptación que divulgó Juan Breva. José Luque, uno de sus estudiosos, considera que «debido a su copioso acompañamiento, han evolucionado muy poco dentro del cante flamenco, conservando aún su naturaleza primitiva, de una rudeza y autenticidad impresionantes». El mismo autor explica las características de este aire musical andaluz: «Son los verdiales la más antigua y genuina muestra de la música popular malagueña.
Se trata de un fandango bailable, de probable ascendencia morisca, que en Málaga ha cobrado una fisonomía fuerte y distinta. Los verdiales son una especie de cante, rico en variedades, en tradición y costumbres. De éstas las que más nos importan son las que afectan directamente a su interpretación; así si bien al cantarlos se hace individualmente no ocurre igual con el acompañamiento que es múltiple y a base de una original rondalla… A este curioso conjunto musical se le llama en los medios locales panda de verdiales o. panda solamente». Es costumbre de muchos cantaores rematar su recital de malagueñas con una letra de verdiales.