Dentro de los cantes que se realizan a palo seco (sin acompañamiento de guitarra) se encuentran también las saetas. Aunque la tradición de cantar en Andalucía a los pasos de Semana Santa en señal de fervor, plegaria o agradecimiento se remonta varios siglos atrás, la versión flamenca, aunque estrictamente no cabría dentro de los cantes primigenios, si hemos querido incluirla en este primer capítulo a fin de situarla junto a otros cantes que, desde un punto de vista estilístico en lo musical, se encuentran más cercanos. La saeta flamenca se interpreta durante la Semana Santa como canto invocador a los pasos de la virgen y el Cristo durante las procesiones.
El género de la saeta propiamente dicho es conocido desde 1961, apareciendo documentada en Sevilla entre los frailes del convento de Nuestro Padre San Francisco. En 1803 el Diccionario de la Academia recoge varias saetas como un conjunto de coplas sentenciosas y morales que entonan los misioneros. Algunos autores creen que tiene su origen en algún canto sinagogal y que los judíos conversos las entonaban para dar muestra de cristiandad. No obstante no será hasta mediados del siglo XIX cuando nace la costumbre de cantar las saetas populares durante las profesiones. Se comienza entonces a cultivar la saeta entre los cantaores andaluces y surgen entonces diferentes estilos que aún hoy se cantan. Entre éstos destacamos la saeta cordobesa vieja, la cuarteta de Puente Genil, la samaritana de Castro del Río.
La saeta flamenca propiamente dicha se comienza a cultivar a principios del siglo XX y se basa en el aflamecamiento de saetas populares sobre coplas de cuatro versos octosílabos. Se cantan por seguiriyas y por martinetes, destacando algunos tipos como la saeta por seguiriyas, por martinetes, por carcelera, o la saeta malagueña. Numerosos autores creen que nace en Sevilla, impulsada por el fervor de las cofradías de Semana Santa, dando comienzo a una rivalidad entre ellas que se sentían obligadas a mejorar su versión. Se suele apuntar a Enrique el Mellizo como pionero de estos cantes. Hipólito Rossy sostiene en cambio que fue Manuel Centeno el creador de la saeta flamenca y su versión es la que en la actualidad goza de mayor prestigio entre los cantaores. Es una saeta llena de ornamentos y que a partir de 1920 se comienza a llamar saeta artística. Con su versión, Centeno consiguió apartar a los no profesionales del cante que solían interpretar la antigua saeta, obligándoles a cantar la moderna y difícil saeta flamenca. También ha sido una de las saetas más cantadas aquella creada por El Gloria. Algunos estudiosos atribuyen la autoría de la saeta moderna, por una, a Antonio Chacón y, por otra, a Manuel Torre. La copla es de cuatro versos octosilabitos (romance) con cinco fragmentos carenciales (tercios) y con ritmo libre, repitiéndose el tercer verso; otras estrofas son de cinco versos.