Entré en un jardín por flores,
y no encontré la que yo quería;
la que a mí me gustaba
la quitaron aquel día
y en la rama ya no estaba.
El querer por el dinero
son castillos en el aire;
el cariño verdadero
no reconoce caudales
y es más firme que el acero.
El cariño de una mare
no tiene comparación;
pues cuando se muere un pare
ella vende hasta su honor
pa que sus hijos ná les falte.