Al cementerio yo no voy,
aunque me llamen a voces;
allí hay una mujer
que hasta muerta me conoce;
que la mató mi querer.
Toíto lo que yo hago
se lo cuentan a mi mare,
como si mi mare fuera
con un cuchillo a matarme;
mis carnes no les doliera.
Ramón Montoya a la guitarra.