El que no sabe querer,
no sabe lo que son penas;
yo quiero mucho a una mujer,
y me fui un día de su vera
creyendo de no volver.
Su cara pálida y triste,
llorando yo la dejé,
y en los campos y montañas
sueño con esa mujer
Ella es flamenca y sevillana
y de condiciones buenas,
con un color bronceado
igual que la Macarena.
Sola en el mundo vivía
luchando con el destino,
y como todas las mujeres
cruzó un hombre en su camino.
Estaba sola y perdida;
y yo le canto un fandango
al dolor que ella sentía.
Lloraba con desconsuelo,
un fandango le canté;
por un milagro del cielo
las lágrimas le sequé,
el fandango fue el pañuelo