Antonio El Chaqueta – María Dolores (Canción por bulerías)
Dios te ha dado la gracia del cielo, María Dolores,
y en tus ojos en vez de miradas hay rayos de sol;
déjame que te cante, morena de mis amores,
un bolero que embruje tu garbo que es tan español.
Pena Hijo – En la boca un fandanguillo (Fandanguillos)
Traigo a tu disposición
en la boca un fandanguillo,
en el pecho un corazón,
y en esta mano un cuchillo
cargaíto de razón.
Antonio Mairena – Por tu causa yo me veo (Seguiriya)
Por tu causa yo me veo
malito de muerte;
yo por tu causa
me estoy viendo mu malito,
en la cama yo, malo de muerte.
Porrina de Badajoz – Tú te puedes divertir (Fandangos)
No soy un barco sin guía,
ni una persona demente;
es que hace muchos días
que me aparté de la gente,
desengañao de la vida.
Corruco de Algeciras – Tener tranquilo el sentido (Fandangos)
Ni durmiendo puedo yo
tener tranquilo el sentío;
qué me habrá hecho esta mujer,
que ni durmiendo la olvío;
estoy loco por su querer.
Antonio Rengel – No hago más que llorar (Fandanguillos)
Yo no puedo vivir sin verte,
yo no hago más que llorar;
tengo una pena tan fuerte
que me obliga a preguntar
si un querer causa la muerte.
Pericón de Cádiz – A una liebre malhería (Fandangos)
Yo he visto en un matorral
a una liebre malhería;
y al quererla rematar,
me faltó la valentía
y la tuve que dejar.
Tomás Pavón – El Pasito que yo doy (Soleares)
El pasito que yo doy,
ése no lo daba nadie;
yo lo hago por mis niños,
que están pendientes del aire.
Pepe Pinto – Que te quise y que te quiero (Malagueña)
En mi vida negaré
que te quise y que te quiero;
vuelvo a jurarme otra vez,
que las palmas y el dinero,
los cambio yo por tu querer.
Manuel Vallejo – Al Cristo de la Humildad (Tangos)
Se lo he pedío llorando
al Cristo de la Humildad;
que este querer que te tengo
me lo acabe de quitar.
Niño de Las Cabezas – Mi látigo es el que vale (Tangos)
Tengo una pena absoluta;
que quiero a quien no me quiere,
quien me quiere no me gusta.
Niño Gloria – Se estaba criando pa mí (Alegrías)
Desde chiquita en la cuna
te están criando para mí;
y yo para que sea tu amante
desde la hora en que nací.
Manolo Caracol – No le temo a las olas (Soleares)
Yo no le temo a los rayos,
porque tienen luz y brío;
lo mismo que mi caballo.
Niño de la Huerta – Un soldado herido (Milonga)
Y él decía a los compañeros,
con penas muy grandes,
no dejarme solo aquí,
que yo no lo siento por mí,
sólo por mis hermanitos,
que se quedan huerfanitos
y no tienen los pobres más que a mí.
José Palanca – LLorando al pie de un calvario (Fandangos)
Yo vi una mujer perdía
llorando al pie de un calvario;
y en sus lamentos decía:
yo sola sufro mi agravio,
perdóname, mare mía.
Juan Varea – El jazmín de tu ventana (Tientos)
El jazmín de tu ventana,
se secó y no prevalece;
son lágrimas que cayeron
de mis ojitos por verte.
José Cepero – Yo te quería y no lo niego (Bulerías)
Yo te quería y no lo niego,
yo no negaba que te he querío;
pero me pesa en el alma,
el haberte conocío.
Manuel Torre – Por los rincones (Seguiriya)
Por los rincones, mare,
te veo llorando;
que yo no tenga libertad en mi vida
si te doy mal pago.
Tomás Pavón – Amapola de un trigal (Fandanguillos)
Corté flores de un almendro
y amapolas de un trigal,
y comparé sus colores
con los tuyos, Soledad,
cuando me hablan de amores.
Niño de Vélez – Que tú nunca me has querido (Verdiales)
Le andas diciendo a la gente
que tú nunca me has querío;
más vale que te acordaras
cuando a buscarme has venío
llorando pa que te hablara.