El género denominado cabal es uno de las variantes estilísticos de las seguiriyas y se suele denominar seguiriya cambiá, término referido probablemente al cambio de la tonalidad (modal por tonal) que diferencia las cabales del resto de las seguiriyas. En el mundo del flamenco se denomina cante cabal a aquél que es interpretado con conocimiento y seriedad. Se atribuye la autoría de las cabales al cantaor El Fillo que realizaba un tipo de seguiriya que constaba de seguiriya corta, otra larga y el cambio. El estudioso Hipólito Rossy atribuye no obstante las cabales a la cantaora María Borrico, quien posiblemente creó la seguiriya cambiá, considerada por algunos autores como género de transición entre los estilos antiguo y nuevo de la seguiriya. Una de las teorías más contrastadas plantea la hipótesis según la cual se asigna al cantaor sevillano Silverio Franconetti la autoría de las cabales. Romualdo Molina y Miguel Espín apuntan que Silverio, al llevarse las seguiriyas a América, se trae en 1864 la novedad de las cabales, influido por los tonos que usaban los criollos. Efectivamente las cabales se encuentran íntimamente relacionadas con la estética de las seguiriyas en el plano rítmico y formal, aunque en el sistema armónico, y consecuentemente en el melódico, donde este género presenta el modo mayor, sustituyéndo al dórico (cadencia andaluza) que caracteriza a la seguiriya propiamente dicha. La estrofa es de cuatro versos (de siete, cinco, nueve y cinco sílabas) y contrasta con la utilizada en otros géneros seguiriyeros. En ocasiones se añade también un estribillo de tres versos (de cinco, siete y cinco silabas).