Mi niña me está bailando
con su bata de esmeralda,
mientras yo le voy contando
los lunares de su falda;
mientras yo le voy contando
los volantes de su falda.
Son de encaje de puntilla,
tan claros como sus ojos,
lo mas lindo de Sevilla
igual que sus labios rojos.
Tenía los ojos tan verdes
que su color parecía
el de los trigales verdes
bajo el sol de Andalucía.
Brindamos con una copa
donde perdí la partía,
pues donde puso su boca
también puse yo la mía.
Dice la gente que tiene
veinticuatro horas el día,
si tuviera veintisiete
tres horas mas te quería.
ESTO FUE LO MEJOR QUE PARIO MADRE .
Se ponen los pelos de punta!!!
De Antonio Molina sólo puedo decir que tenía una voz envidiable, aunque fuera más coplero que flamenco (dicho esto algunos me darán la razón y otros querrán lapidarme).